Era una hermosa y soleada mañana y nuestro grupo estaba listo y determinado a hacer una diferencia. Nos reunimos en la escuela de la comunidad de La Máquina en el Petén, Guatemala. El grupo, conformado por maestros locales, había estado trabajando junto durante tres días y en ese momento correspondía poner el conocimiento en acción y lograr un cambio en la escuela.
Un día antes, habíamos visitado la escuela para hacer una evaluación, entrevistando a maestros, estudiantes y comunitarios acerca de los retos ambientales que enfrenta la comunidad. Luego de compartir las notas entre los grupos, nos sorprendieron las diversas perspectivas que obtuvimos de los padres, los educadores y los jóvenes. Reflexionamos sobre los serios problemas para ver cuáles podríamos enfrentar juntos en un corto tiempo y luego nos organizamos en equipos para decidir cómo podríamos hacerlo. Al regresar a la escuela, iniciamos de inmediato el trabajo y al final, luego de tres horas de trabajo, estaba verdaderamente inspirada por los cambios que hicimos.
Un grupo trabajó arduamente en crear un sistema para clasificar y organizar la basura en la escuela. Según nos dijeron los maestros, la basura es un problema serio en las comunidades, pues solo tienen como alternativa quemarla o enterrarla.
El área de juegos estaba recubierta de botellas vacías y papeles. Nuestro “equipo de basura” invirtió horas clasificando y trabajando con algunos estudiantes para recolectar la basura. Al final, ellos compartieron un sistema con los demás alumnos que les permitirá mantener su escuela limpia.
Otro grupo trabajó plantando árboles y flores en los alrededores de la escuela y creando un jardín escolar. El mayor reto fue encontrar suficiente tierra de calidad para cubrir las áreas donde esas nuevas plantas deberían estar.
Además de plantar en áreas ya existentes en la escuela, un grupo creó otras tres nuevas zonas en forma de círculo, cuadrado y triángulo. Plantamos algunas flores para iniciar y los estudiantes traerán más flores y vegetales para agregar al jardín en el futuro y continuar cuidando lo que han plantado.
Finalmente, nuestro último grupo tuvo una larga tarea. El pequeño edificio donde los más pequeños estudiantes de preescolar estaban, compartía un espacio reducido con la cocina de leña. Cuando la cocina estaba en uso, el humo y el hollín se esparcía por donde los pequeños estudiantes trataban de concentrarse, jugar o explorar.
Nuestro grupo de maestros estaba particularmente preocupado por la falta de ventilación y decidió que el cambio que se requería era una ventana, así que dedicaron horas para crear una ventana que pudiera abrirle para dejar pasar el aire y la luz del sol, pero que también se puede cerrar cuando llueve fuerte.
Dejamos la escuela cansados, asoleados, bañados en sudor, pero llenos de pasión y el sentido de haber obtenido grandes logros. El taller nos dejó a todos un sentimiento de orgullo por lo que podemos conseguir juntos y la determinación de hacer que otros proyectos similares se realicen en otras escuelas comunitarias.
Una de mis partes favoritas del taller fue cuando escuché a maestros quienes habían participado en capacitaciones anteriores, compartir historias de proyectos y acciones que habían ejecutado en sus comunidades desde la última vez que les habíamos visto, un año atrás. Me sentí orgullosa de haber participado en la siembra de la semilla inicial que ayudó a esos proyectos a crecer y ver semillas de inspiración que ahora motivaban a los nuevos maestros en el grupo. Juntos, estamos haciendo del mundo un mejor lugar, una escuela, una comunidad a la vez. Y ver las sonrisas en los rostros de los estudiantes de La Máquina al ver los cambios que habíamos logrado en su escuela fue la mejor evidencia.
El programa de educación de Rainforest Alliance ha trabajado con maestros en la región del Petén en Guatemala desde el 2007, creando una red de líderes dedicados a la conservación en sus comunidades y en toda la Reserva Biosfera Maya.
Excellente, me gustó mucho tu artículo y tienes razón todos regresamos agotados pero bastante inspirados y con la satisfacción de haber hecho cambios en esa escuelita, creo que fue uno de esos días que duermes muy relajado por la satisfacción que te dió el día de haberte sentido útil y que le cambiaste el ambiente a no una sino a varias personas en especial niños, gracias por la oportunidad de poder serbir. Ciao.
Gracias Osmar a usted, a todos los participantes del taller y a nuestra red de educadores ambientales en el Petén. En nombre de Rainforest Alliance y personalmente estoy muy orgullosa de nuestro trabajo juntos.
fue muy bonita experiencia, trabajar en equipo en la escuelita, sobre todo que los niños estaban participando en algunas actividades!!! era un aprendizaje significativo para ellos.
Gracias profe! Si, la sonrisa de los niños siempre es un gran motivador!